En la filosofía de la Antigua China, Yin y Yang, (literalmente "oscuridad y luz," "negativo y positivo,") es un concepto que describe, cómo fuerzas aparentemente opuestas podrían ser realmente complementarias, interconectadas e interdependientes en el mundo natural, y cómo cada una podría estar produciendo a la otra, debido a su interrelación.
Esta dualidad se puede encontrar en los orígenes de la ciencia, filosofía, medicina, artes marciales y ejercicios tradicionales chinos.
El término “monismo-dualista” o monismo dialéctico se ha inventado en un intento de expresar esta fructífera paradoja de la unidad y la dualidad simultáneas.
Se puede considerar Yin y Yang como fuerzas complementarias (en lugar de opuestas) que interactúan para formar un sistema dinámico en el que el todo es mayor que las partes ensambladas.
Según esta filosofía, todo tiene aspectos de Yin y Yang (por ejemplo, la sombra no puede existir sin luz, “Sin Sombra No Hay Luz.”)
Cualquiera de los dos aspectos principales se puede manifestar más fuertemente en un objeto en particular, dependiendo del criterio de la observación.
El símbolo del Taijitu muestra un equilibrio entre los dos opuestos, con una porción de cada elemento incluida en su opuesto.
Taijitu es un símbolo o diagrama en la filosofía de la Antigua China que representa a Taiji ("Gran Poste" o "Supremo Máximo”) en un aspecto monista (Wuji, círculo, sin límite,) así como en su aspecto dualista (Yin y Yang).
En la metafísica taoísta, las distinciones entre el bien y el mal, junto con otros juicios morales, se consideran perceptivos, no reales.
La dualidad del Yin-Yang es un todo indivisible.
En el taoísmo, el Tao es la fuente, el patrón y la sustancia de todo lo que existe.
El taoísmo enseña sobre las diversas disciplinas para lograr la “perfección” al convertirse en uno, unificándose con los ritmos no planificados del todo, llamados "el camino" o “Tao.”
La ética taoísta tiende a enfatizar “Wu Wei” (acción sin intención), "naturalidad,” simplicidad, espontaneidad y “los tres tesoros:” compasión, frugalidad y humildad.
Tao es el orden natural del universo que cada quien debe discernir (a través de la intuición humana) para realizar el potencial de la sabiduría individual.
Este conocimiento intuitivo de “la vida” no puede ser captado conceptualmente; sino debe ser conocido a través de la experiencia viva real del ser cotidiano.
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